Los wayuu son la comunidad indígena mayoritaria en Venezuela, asentada
en pueblos que se extienden hasta el territorio colombiano. Sus normas
son un conjunto de principios, procedimientos y ritos, transmitidos oralmente
de generación en generación, que organizan la vida comunitaria. Cuando existe
una falta, o surge un problema que resolver, se utilizan pütchipü’üis, o
“palabreros”, quien tras haber escuchado a las partes en conflicto sugiere a
las autoridades indígenas como resolver la situación por métodos pacíficos.
Este sistema normativo wayuu de los palabreros es de una importancia tal que
forma parte del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad reconocido por
la UNESCO.
José David González, wayúu y Coordinador del Comité de derechos Humanos
de la Guajira, vive esta vocación de servicio para mejorar la calidad de vida
de sus hermanos y hermanas indígenas e intermediar, con las diferentes
autoridades, para solucionar los conflictos. Metafóricamente, es un
“pütchipü’üi” prestado al mundo de la defensa de los derechos humanos.
Como recuerda la Unesco, un buen palabrero actúa con “diplomacia,
cautela y lucidez”, lo cual también puede describir el trabajo realizado por un
promotor de derechos humanos. Formado bajo una educación católica, bajo los misioneros
de La Consolata en el estado Zulia, González desarrolló como misionero,
catequista y coordinador de la pastoral indígena, su pasión por la defensa de
los más vulnerables: “Me indigna –nos dice- la injusticia, los atropellos hacia
una mujer, un joven o un niño”. Fue en ese entorno espiritual donde José David
aprendió a escuchar las demandas y exigencias de las comunidades e intentar que
fueran satisfechas por quienes tenían la posibilidad para ello: “En la
parroquia donde estuve también era un espacio para buscar soluciones a los
problemas, la falta de agua, temas de vialidad, etc. Allí le abrimos las
puertas a los funcionarios para buscar salidas, teniendo la iglesia un trabajo
de mediación”, afirma.
En 1999 José David, y otros indígenas como él, iniciaron el Comité de
Derechos Humanos de la Guajira. Hoy son un equipo de trabajo de alrededor de 15
personas, que en medio de un entorno difícil defienden los derechos de las
comunidades de la Guajira venezolana. Teniendo como aliados a Radio Fe y Alegría,
en donde forman parte de la red de corresponsales indígenas, y con el apoyo de
otras ONGs, el Comité ha venido acompañando a las víctimas y ha visibilizado
situaciones complejas como las derivadas de la militarización del territorio
wayúu o la estigmatización a todo un pueblo debido a la situación de escasez de
productos básicos. Diplomacia, cautela y lucidez describen el trabajo de José
David González. Pero habría que añadirle la sensibilidad y entrega que
caracterizan a quienes escogen la defensa de los derechos humanos no como una
plataforma burocrática, sino como una opción de vida para sí mismos y los
demás.
Escrito por Rafael Uzcátegui, PROVEA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario